
EL PERDÓN NO ES UNA OPCIÓN
EL PERDÓN NO ES UNA OPCIÓN
Fue para Juanita una semana verdaderamente trágica. Primero, su marido tuvo un
accidente de trabajo quedando gravemente quemado. Segundo, su hijito recién nacido
fue diagnosticado con una grave enfermedad. Tercero, perdió la casa que habían
comprado por falta de pagos. Cuarto, y esto fue lo peor, descubrió que su esposo y su
mejor amiga eran amantes. Todo esto le sucedió en el lapso de sólo quince días.
Este estres de Juanita duró cuatro semanas. En su desesperación llegó a la conclusión de
que para ella sólo había dos opciones: acabar con su vida o perdonar. Por fin hizo lo
único que podía darle tranquilidad: perdonó. Perdonó a su marido. Perdonó a su amiga.
Y con el perdón sincero y completo, recuperó la paz. Es más, con el alma libre de esa
carga, pudo tener la fe para resolver sus demás problemas. El perdonar fue su salvación.
Alguien dijo que el perdón no es una opción. No se puede tener paz si no se perdona.
Cuando alguien nos ha ofendido, haciéndonos daño en el alma, exclamamos: «¡Jamás lo
perdonaré! La herida es demasiado grande, el desencanto muy grave, el dolor
insoportable. ¡Jamás lo perdonaré!»
El problema mayor es que vivir sin perdonar es lo mismo que llevar una piedra en el
estómago. Es igual que echar sal continuamente en una herida abierta. Vivir sin
perdonar es nublar el entendimiento, endurecer el corazón, amargar el alma.
¿Cuántas veces reza el padrenuestro? Recuerde que dice «Perdónanos nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mateo 6:9,12,13).
Perdonar no es una opción. Es un mandamiento divino.
Cuando Jesús agonizaba en la cruz, mirando a la multitud, dijo: «Padre, perdónalos»
(Lucas 23:34). El que más sufrió, el que fue clavado en una cruz, al referirse a sus
verdugos los perdono..
Así es el perdón divino —gratis, eterno y perfecto— Pero eso demanda que también
nosotros perdonemos. Así como hemos recibido el perdón de Dios, tenemos que
perdonar a los demás.
A quien va a perdonar hoy… lo animo y verá que va a quitarse un gran peso de encima.
Vaya a los brazos amorosos de Dios y que tenga un buen dia.