Los habitantes de calle en Bogotá han sufrido enormes consecuencias a causa del coronavirus. En medio de los primeros meses de la pandemia, la ciudad se convirtió en un espacio fantasmal. Se quedaron solos, junto a algunos animales callejeros.
Sobrevivieron de milagro y meses después la ciudad empezó el tránsito para reabrir. Mientras tanto intentaban producir ingresos reciclando, pidiendo dinero en las calles, haciendo mandados y algunos optaron por atracar a transeúntes.
La falta de acceso al agua es uno de sus mayores problemas. Algunos de ellos aseguran que necesitan algún punto en el espacio público donde haya agua potable, pues desde el inicio de la pandemia han sufrido aparte del hambre y la soledad, largos días de sed donde la única opción era beber de los caños.
Ahora que la ciudad está más o menos abierta, los resultados son evidentes. Según el Distrito se han identificado 1.923 habitantes de calle con coronavirus. Muchos de ellos prefieren dormir en la calle y seguir en el vicio que iniciar un proceso de rehabilitación.
La Alcaldía de Bogotá adelanta jornadas de vacunación para esta población que se dan a través de visitas en la calle, en corredores viales, parches, cambuches y en sitios que saben que duermen. Asimismo, trabajan de la mano con una metodología de censos del DANE que permite ubicarlos y hacerles seguimiento con mayor facilidad.
El Distrito también abrió recientemente el Centro de Atención Sociosanitaria Balcanes, en la localidad de San Cristóbal, para atender a la población habitante de calle que requiere una atención integral, según confirmó el alcalde encargado, Alejandro Gómez.