Consumo de drogas, robos y más quejas de ciudadanos durante ciclovía nocturna
Al ritmo de electrónica, Bogotá vivió una nueva jornada de la ciclovía nocturna, la cual tuvo como protagonistas a cientos de jóvenes.
Una noche esperada en la capital del país que se vio empañada por las quejas de inseguridad, la poca afluencia, los problemas de movilidad y la mala organización.
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Las pocas familias que asistieron, como la de Edgar Aldana, denunciaron, además, gran consumo de drogas.
“Vine con mis tres hijos, mis nietos, mi suegra y mis perros. Pero hay menos gente y creo que es por el tema de seguridad. Hay mucho olor a marihuana y eso ahuyenta a mucha gente. Es algo incómodo porque este es un espacio de esparcimiento, para pasarla en familia”.
Con poca afluencia y quejas de inseguridad, problemas de movilidad y mala organización, en #Bogotá se desarrolló una nueva jornada de la ciclovía nocturna. Padres de familia denunciaron consumo de drogas y alcohol de algunos asistentes, además de poca presencia de la Policía. pic.twitter.com/KfKlw83ZM1
— Valesca Alvarado Ríos (@valescaalvarado) August 11, 2023
Se suma también la queja de algunos ciudadanos que pedían mayor presencia de las autoridades.
“El tema de la seguridad influye, no veo muchos policías, solo unos que están en el semáforo parados. La gente tiene miedo de que los roben, los atraquen”.
Otros asistentes, como John Gómez, quien optó por llevar a Bobby, su Golden Retriever como acompañante, explicó que este año faltó más divulgación y mejor organización.
“Faltó más organización e información. Muchas personas no saben los horarios, los puntos. Veníamos a un evento de tecno y no llegó nadie”.
Sin embargo, el ambiente estuvo marcado por las promociones de quienes aprovechan estas noches para hacerse unos pesitos de más con sus bocinas que anuncian todo tipo de productos gastronómicos.
Pero incluso los vendedores ambulantes reportaron pérdidas ante la poca asistencia.
“En esta oportunidad las ventas estuvieron malas, los ciclistas no vienen, nadie compra. El año pasado vendimos un millón de pesos y hoy llevo $150 mil. No me alcanza porque debo pagar el acarreo, la ayudante, los insumos y mi ganancia".
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Otros tantos, como doña Mercedes Alfonso, se contagiaron de buena energía y de un buen plato de la tradicional pelanga.
“Vendo pelanga, que trae marrano, oreja, bofe y ‘jeta’. Yo vivo sola y esto es para pagarme mi arriendo y comprar la comida”.
Antes de la medianoche, la lluvia fue la encargada de despedir a los pocos jóvenes que seguían concentrados en puntos como el parque nacional.
Al final, Bogotá se ‘rajó’ en esta ciclovía nocturna.