El jardín botánico al sur de Bogotá donde sus visitantes pueden darse un piscinazo de aguas naturales
El sur de Bogotá alberga un verdadero tesoro escondido: un jardín botánico que no solo embellece el paisaje, sino que también ofrece a los visitantes un espacio de relajación y conexión con la naturaleza. Este jardín, ubicado en la localidad de Ciudad Bolívar, ha sido creado por un visionario que ha ido adquiriendo casas viejas para dar vida a este proyecto ecológico. Con una piscina natural que invita a los visitantes a disfrutar de sus aguas cristalinas, el jardín se erige como un refugio verde en medio del bullicio urbano.
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La iniciativa que empezó Edgar Parra hace ya mas de 10 años, busca promover la conservación de la biodiversidad y la educación ambiental. En el jardín, los visitantes pueden explorar una variedad de plantas nativas y exóticas, así como participar en talleres sobre sostenibilidad y cuidado del medio ambiente. La piscina natural, rodeada de vegetación exuberante, no solo es un atractivo visual, sino que también sirve como un ecosistema para diversas especies acuáticas. Este espacio ha sido diseñado para integrar la belleza natural con la funcionalidad, ofreciendo un lugar donde las familias pueden disfrutar de actividades al aire libre.
El Jardín Botánico de Ciudad Bolívar se ha convertido en un punto de encuentro para los amantes de la naturaleza y aquellos que buscan escapar del estrés cotidiano. Su ubicación estratégica permite a los visitantes disfrutar de impresionantes vistas de las montañas circundantes mientras se sumergen en un ambiente tranquilo y revitalizante. Además, el proyecto contribuye al desarrollo sostenible de la comunidad local, generando empleo y fomentando el turismo ecológico.
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Los planes futuros incluyen la expansión del jardín con más áreas recreativas, senderos interpretativos y espacios para eventos culturales. La visión es convertir este lugar en un centro comunitario donde se celebren actividades que promuevan la cultura local y el respeto por el medio ambiente. Así, el jardín no solo se presenta como un atractivo turístico, sino también como un motor de cambio social y ambiental.