IDRD sorprendería a ciclistas con gran celebración por los 50 años de la ciclovía
Este 15 de diciembre, Bogotá celebrará un hito significativo en su historia urbana: los 50 años de la Ciclovía, un programa que, desde su creación en 1974, ha transformado la manera en que los bogotanos se relacionan con su ciudad y con el ejercicio físico. A lo largo de las últimas cinco décadas, la Ciclovía no solo ha fomentado la movilidad sostenible y el deporte, sino que también ha impulsado el comercio local, la inclusión social y ha creado un espacio de encuentro cultural.
Un ritual que conecta a la ciudad
Cada domingo y festivo, mientras la mayoría de la ciudad aún duerme, un equipo del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) se embarca en una labor que parece mágica. A las 3:30 a.m., camiones y operarios empiezan a preparar las calles de Bogotá para el evento más esperado de la semana: la apertura de la ciclovía. Con 127 kilómetros de recorrido que abarcan desde zonas residenciales hasta las principales avenidas, el montaje del espacio requiere de cerca de 120 personas y 33 vehículos, quienes se distribuyen estratégicamente entre las zonas norte, centro y sur. A las 7:00 a.m., todo está listo: las calles se transforman en un parque urbano, donde peatones, ciclistas y deportistas de todas las edades pueden disfrutar de un espacio seguro y libre de vehículos.
Mauricio Novoa, quien supervisa la logística, y Luis Fernando Martínez, líder de la operación, explican que cada detalle del proceso es fundamental para garantizar la seguridad y el disfrute de los ciudadanos. "La ciclovía es más que un programa, es un símbolo de nuestra ciudad, un espacio de encuentro que nos recuerda lo importante que es cuidar nuestra salud y nuestro entorno", asegura Martínez, quien comenzó su carrera como guardia de la ciclovía y ahora lidera el proceso.
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Deporte, inclusión y bienestar
Desde su inicio, la ciclovía ha representado una alternativa para fomentar la actividad física, la movilidad sostenible y la salud pública. Cada semana, más de un millón de personas se suman a la experiencia: desde familias que enseñan a los más pequeños a montar bicicleta hasta deportistas que entrenan para superar sus propias marcas. Además, el IDRD ha instalado puntos de hidratación, primeros auxilios y estaciones de información a lo largo del recorrido, con el fin de garantizar la seguridad de los participantes y promover un ambiente accesible para todos.
La inclusión social es otro de los pilares de este programa. A lo largo de los años, la ciclovía ha abierto sus puertas a personas con discapacidad, ofreciendo actividades y recorridos adaptados para garantizar que todos puedan disfrutar de este espacio. Según el IDRD, "la ciclovía es un ejemplo de equidad y convivencia, un lugar donde todos podemos ser parte de la ciudad activa que soñamos".
Un motor económico y cultural
El impacto de la ciclovía va más allá del deporte y la recreación. Al suspender el tránsito vehicular, la ciudad cobra una nueva vida: las calles se convierten en un punto de encuentro para ciudadanos y emprendedores. A lo largo de los 14 corredores, vendedores ambulantes de agua, frutas y productos saludables aprovechan la oportunidad para ofrecer sus servicios. Esta actividad genera ingresos para pequeños empresarios y contribuye al dinamismo de la economía local.
Además, la ciclovía se ha convertido en un escenario cultural en el que artistas callejeros, músicos y otros exponentes de la cultura urbana pueden interactuar con el público. Para muchos, la ciclovía es más que una actividad física; es una plataforma para la expresión artística y cultural, que crea una conexión única entre la comunidad y los talentos locales.
Un legado de sostenibilidad y comunidad
El cierre temporal de las calles cada domingo y festivo no solo permite a los ciudadanos disfrutar de un entorno libre de vehículos, sino que también hace visible el compromiso de Bogotá con la sostenibilidad y la calidad de vida. La ciclovía es un símbolo de la transformación de la ciudad hacia un modelo más saludable y respetuoso con el medio ambiente.
"La ciclovía ha sido un elemento clave en el proceso de humanización de nuestras calles. Es un lugar donde el deporte, la cultura, el comercio y la comunidad se encuentran para construir una ciudad más unida", afirma Juan Felipe Restrepo, director del IDRD.
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50 años de historia, pero mucho por recorrer
A medida que Bogotá celebra los 50 años de la ciclovía, se reconoce el impacto positivo que ha tenido en la ciudad, no solo en términos de salud y movilidad, sino también en la construcción de una identidad colectiva. "La ciclovía es parte de lo que somos como ciudad. Nos permite respirar y disfrutar de un espacio común, sin la contaminación ni el ruido del tráfico", afirma Restrepo.
En cada kilómetro de ciclovía, en cada sonrisa de los niños, en cada pedaleada que recorre las calles, Bogotá se redefine como una ciudad activa, inclusiva y vibrante. Y, mientras los bogotanos celebran este legado, miran hacia el futuro con la certeza de que aún hay mucho por recorrer.