Javier Acosta se convirtió en el hincha de Millonarios más reconocido en el último tiempo. Tras conocer su historia, el seguidor del equipo embajador se ha transformado en un personaje bastante destacado por cada uno de los testimonios que ha dado al narrar, como varios hechos de su vida lo llevaron a tomar la decisión de someterse a la eutanasia.
Su situación dio inicio en Tuluá hace nueve años, allí tuvo un accidente en el que quedó sin poder mover sus piernas, hecho que fue clave para el desarrollo de su historia. Debido a la poca movilidad en el tren inferior, su vida se complicó por un paseo en Melgar, en compañía de sus seres queridos y sus amigos, en donde luego de estar en piscina adquirió una bacteria.
Dicha bacteria que se llama Candida Auris, la cual llegó a los huesos de sus glúteos y empezó a hacerse muy fuerte en su cuerpo de Javier. Un hecho complicado teniendo en cuenta que es una bacteria que lleva casi siempre a la muerte y la cual acabó haciéndole contraer cáncer en su sangre.
A partir de ese momento la vida de Javier fue una serie de dificultades y restos. La presencia de su hija, el apoyo de su familia y su amor por Millonarios lo ayudaron a sobrellevar una carga que con el paso del tiempo se hizo cada vez más dolorosa.
Por ello, tras un largo tiempo viviendo con distintos dolores físicos y la angustia mental de pasar su vida en un hospital, Acosta eligió morir de la forma más digna posible. A sus 36 años, el joven seguidor azul se sometió este viernes 30 de agosto a la inyección letal para terminar con su padecimiento.
Javier deja un gran vacío en la vida de su familia, en el entorno de sus amigos y en la barra de Millonarios, que lo vio reír y llorar con cada uno de los triunfos y las derrotas del elenco bogotano.