La verdad del supuesto abuso de una joven en CAI de Bogotá: Un engaño para evitar un regaño
A finales de abril y comienzos de mayo del 2021, Bogotá vivió un estallido social que volcó a las calles a miles de personas que habían sido afectadas por la pandemia y la pobreza que esto provocó. Pero en medio de las marchas se vandalizaron estaciones de policías, buses, estaciones de Transmilenio y demás.
Por esos días, las llamas se apoderaron de la capital del país, sobre en los Centros de Atención Inmediata (CAI) que fueron destruidos por lo que varios denunciaron, el abuso de la policía a los ciudadanos, pero también por infiltrados.
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En medio de esos días de violencia, específicamente el 17 de mayo una mujer indicó que había sido violada por miembros de la Policía Metropolitana de Bogotá, esto el día anterior; la contundencia del relató alertó de inmediato al fiscal que tomó el caso porque este podría ser otro motivo para seguir con los enfrentamientos en contra de los uniformados.
En consecuencia, la mujer dijo que el 16 de mayo había salido con unos amigos a departir unos tragos y a las 11 de la noche salió sin un rumbo fijo y se dio cuenta de que unos venezolanos le seguían el paso, hasta que la alcanzaron y le robaron el celular.
Después del impase, la fémina aseguró que dos policías motorizados se acercaron a ella y afirmaron que debía ir con ellos al CAI porque era una manifestante, por ello la tomaron de la capota de su chaqueta y la arrastraron, mientras ellos seguían en la moto.
Al llegar al CAI los uniformados le indicaron que debía quitarse la ropa para revisar si tenía alguna droga en su cuerpo, la joven les hizo caso y se puso contra la pared donde le empezaron a tocar sus partes íntimas con guantes y posteriormente la violaron.
“Luego de haber abusado de mí, me pidieron que me vistiera, y me senté en un rincón a llorar. Una mujer policía se me acercó y me dijo que si quería denunciar ella me llevaba a la Unidad de Reacción Inmediata (URI) más cercana”, sostuvo que supuestamente había sido víctima de los policías.
El relato de la mujer no termina ahí, pues cuando presuntamente ella llegó a la URI de Molinos, según ella, le preguntaron el nombre de quienes la habían abusado, pero la fémina respondió, “yo les dije que no sabía, y ellos me dijeron cómo debía denunciar el caso el martes siguiente, es decir, el 18 de mayo de 2021”.
Lo más terrible de todo es que, en la Subred salud sur occidente siguió contando que un uniformado le mostró sus partes íntimas y se puso un preservativo y que además la golpearon y la trataron mal. La historia ya había llegado a los medios y era la cereza del pastel que podía prender aún más a la ciudad por esos días.
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Por este hecho, inició una exhaustiva investigación en el CAI de Santa Librada en la localidad de Usme, allí revisaron cámaras de la zona, se hizo la respectiva indagación de quienes estaban de turno, pero nada daba con la pista de lo que contaba la mujer, ni siquiera había registros en la URI.
De hecho, se hizo necesario el uso de luces forenses para revisar huellas, pelos, fibras, mordeduras, fluidos biológicos y demás indicios que dejan las personas cuando están en un lugar específico. Pero lo mismo, no había prueba de dicho acontecimiento.
Ante las pruebas de ente acusador que indicaba que se trataba de una falsa denuncia, la mujer confesó que nunca pasó lo que dijo, que efectivamente si habló con unos motorizado pero que en realidad se había quedado con unos amigos y temía decir la verdad por la reacción de su madre que estaba cuidando a su hijo y su novio que estaba en Zipaquirá.