¿Sabe qué son los páramos y por qué son tan importantes para la naturaleza?
Los páramos no son lugares muy reconocidos por la gente, lo que se sabe es que son bastante fríos y que tienen una gran cantidad de montañas y vegetación. Sin embargo, cobran una gran importancia en la generación de agua, un líquido esencial en nuestra vida diaria.
Colombia es un país que cuenta con una buena cantidad de páramos en su territorio, incluso cuenta con el páramo más grande que existe en el planeta: el páramo de Sumapaz, el cual está a 30 kilómetros de Bogotá.
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El origen de la palabra “páramo” está asociado a la locución latina paramus, la cual habla de un terreno llano, con suelos fértiles y desérticos que por lo general son de origen volcánico. Pese a ello, cuentan con una extensa vegetación en la que predominan los frailejones, los musgos y demás pastizales y arbustos.
Otra de sus características es que están ubicados en una altura entre los 2.900 y los 5.000 metros sobre el nivel del mar. Normalmente tienen temperaturas bajas debido a que están en zonas montañosas, son sitios que siempre se ven nublados y en donde suele llover en ciertos momentos del día.
Las precipitaciones ayudan a que se formen lagunas, charcos y otros espacios donde nace el agua que fluye por las montañas para abastecer ríos y quebradas. El Ministerio de Ambiente señala que los páramos “sustentan el recurso hídrico para el consumo humano y para las actividades de más del 70% de la población colombiana”.
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¿Cómo se pueden cuidar los páramos?
Para el Gobierno Nacional los páramos son territorio de protección especial. Por tal motivo, se expidió la Ley 1930 de 2018 donde se fijan directrices que busquen la integridad, preservación y restauración de estos lugares.
En este sentido, la ley delimita los páramos y define las actividades que están prohibidas en estos entornos; entre ellas, la explotación minera, las expansiones urbanas y la construcción de vías.
Como todo entorno de la naturaleza, es importante que no se realicen quemas y que no se arrojen basuras o cualquier residuo que pueda deteriorar los páramos o que afecte la biodiversidad propia de estos ecosistemas.