Vándalos habrían abusado sexualmente de patrullera de la Policía en un CAI
En medio de los cientos de hechos violentos que se han conocido en Colombia a lo largo de 23 días de protestas, surgió una delicada denuncia en la que una patrullera de la Policía asegura haber sido víctima de abuso sexual.
Se trata de una uniformada en Cali quien dio a conocer un desgarrador relato sobre los hechos de los que habría sido víctima en medio de los fuertes desmanes que se registran en esta ciudad desde hace más de dos semanas.
En su denuncia, la mujer asegura que los violadores son civiles que participaban de los desmanes protagonizados el pasado jueves 29 de abril en el sector de Puerto Rellena.
La patrullera, de quien por seguridad se tiene su identidad protegida, cuenta que su turno de trabajo en la Policía comenzó ese jueves a las 2:00 a.m. en ese sector donde los enfrentamientos llevaban varias horas alterando el orden público.
“La verdad, nunca llegué a pensar que ese día marcaría mi vida”, comienza relatando la mujer.
Recuerda que pese a la tensión del día anterior cuando comenzaron las manifestaciones, la jornada durante la mañana transcurría con normalidad. Hasta las 10:00 a.m. cuando una turba enfurecida la emprendió contra los uniformados del CAI, entre ellos, la patrullera.
“A esa hora todo dio un giro inesperado… Empezaron a quemar llantas, a quemar vallas, a quemar todo lo que se encontraban a su paso… La multitud estaba enfurecida”, relata mientras suspira tratando de tomar fuerzas para continuar hablando.
Relato patrullera de Policía
La mujer cuenta que la protesta terminó convertida en vandalismo, pues las personas comenzaron a atacar con rocas, palos y botella las estructuras y a los uniformados.
Por esta razón, asegura la patrullera, “tuvimos que retroceder e ingresar al CAI para resguardarnos y protegernos de las agresiones de la multitud”.
En uno de sus recuerdos está la mirada de los agresores, pues cuenta que, a través de una pequeña ventana del CAI “empecé a ver a la gente cómo con rencor en sus ojos golpeaba el CAI con piedras y lo incineraron”.
Con voz quebrantada la patrullera recuerda que en medio de los destrozos que causaban, los vándalos “comenzaron a mirarse entre ellos y dijeron, ‘mire, ahí hay una mujer, sáquenla’”.
Dice que sus compañeros se opusieron a que fuera violentada, pero las agresiones terminaron por vencerlos. “Mis compañeros no dejaron que me sacaran, pero golpearon a uno de ellos que me estaba protegiendo y me sacaron arrastrada”.
La uniformada cuenta que suplicó por su vida mientras era arrastrada hacia el exterior del CAI.
“Me sostenía de todo lado. Me sostuve del marco de la puerta, pero fue inútil, eran muchos. Me tumbaron al piso al lado derecho del CAI y, sin piedad, me empezaron a golpear e insultar”.
Dice que tras ser golpeada un hombre se le subió encima y “me despoja de mi uniforme… me empezó a tocar todo mi cuerpo y empezó a golpearme. Me empezó a besar y tocarme mis partes íntimas”.
En medio de los golpes, según denuncia, la dominaron al agarrarla de pies y manos.
“Uno de ellos se acerca al que estaba encima de mí y le pasa mi tonfa y le dice ‘vea métale esto’”, cuenta entre lágrimas la patrullera.
En medio del dolor por los recuerdos, la mujer dice que en ese momento pensó en su mamá a quién, por cuestiones de tiempo no había podido llamar ni decirle cuánto la ama.
“Pero yo seguí en pie, suplicaba por mi vida y les decía que no me hicieran nada, que se llevaran todo y que, por favor, ya no más”.