"Seguí las ordenes de un demonio": La excusa de un sujeto que violó y asesinó a una mujer
Un joven agricultor acusado de violar y asesinar a una científica estadounidense cuyo cuerpo fue hallado en un búnker abandonado fue condenado este martes a prisión perpetua en la ciudad de Rétino, en la isla griega de Creta.
Yiannis Paraskakis, un cretense de 28 años y padre de dos hijos, había confesado haber violado y asesinado a Suzanne Eaton, una bióloga molecular de 59 años.
Su cuerpo fue hallado el 8 de julio de 2019.
El joven aceptó los cargos de violación, asesinato y posesión ilegal de armas de fuego.
Se encuentra detenido tras haber estado preso en la ciudad de Trípoli en el Peloponeso (Grecia occidental) y luego fue trasladado a Rétino para ser juzgado.
En la audiencia, uno de los policías que lo interrogó dijo que el acusado inicialmente negó ser el autor de los crímenes, pero después "dijo que estaba poseído por los demonios que le dieron órdenes".
El cuerpo de Eaton fue descubierto seis días después de su desaparición en un búnker abandonado de la Segunda Guerra Mundial cerca de la ciudad de Chania (Creta).
La víctima estaba en Creta por una conferencia de ciencia y fue vista por última vez el 2 de julio de 2019.
Según los investigadores, el imputado se encontró con la víctima en un camino rural y la atropelló con su auto, antes de transportarla en el baúl de su vehículo a un búnker aislado, donde la agredió sexualmente.
Luego la arrojó a través de un hueco de ventilación en el techo del búnker.
La víctima estaba casada con el científico británico Anthony Hyman, con quien tuvo dos hijos.
El abogado de la defensa anunció que apelará el veredicto.
El agricultor pidió perdón en la audiencia a la familia de la difunta y aseguró que su muerte fue "un accidente".
Pero el fiscal refutó su argumentación, al considerar que "tenía plena conciencia de sus actos", y que la muerte fue provocada por "asfixia".
Yiannis Paraskakis tiene "frecuentes alucinaciones auditivas, dificultad para concentrase y miente constantemente", precisó Anna Eleftheriou, una psicóloga que lo atendió durante la detención.