Un mes después del carro bomba en la Escuela General Santander: ¿qué pasó?
Este domingo se conmemora un hecho que hizo llorar a todo un país. Un mes del atentado a la Escuela General Santander, en el sur de Bogotá. Con un carro bomba, el presunto guerrillero del ELN José Aldemar Rojas Rodríguez cegó la vida de 22 cadetes, 22 jóvenes en formación que terminaron siendo blanco de los terroristas.
El atentado también puso a tambalear el proceso de paz entre el Gobierno y el ELN y supuso un amplio debate respecto al futuro de las negociaciones de paz. De hecho, dicho debate se mantiene respecto a si deben respetar o no los protocolos acordados con esa guerrilla, que les permite a los insurgentes negociadores irse de La Habana (Cuba), donde se venía dialogando, y darles tres días en Colombia para que se escondan.
Los hechos más recientes con relación a este acto, repudiado por la comunidad internacional, se remontan a la muerte del joven Andrés David Fuentes Yepes, constituyéndose en la víctima 22 de este acto de barbarie. El deceso se anunció el 8 de febrero pasado. Tres días después, la Fiscalía General de la Nación anunció la imputación de cargos a Andrés David Fuente Yepes, alias Chaco, el segundo detenido tras lo ocurrido.
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De acuerdo con los primeros resultados arrojados por la Fiscalía General de la Nación, el 17 de febrero de 2017 el vehículo fue adquirido por Mauricio Mosquera León, alias Macancan, con traspaso abierto y quien registra dos antecedentes por rebelión, uno por concierto para delinquir con fines terroristas y uno por terrorismo.
Luego de ello, el 21 de noviembre de 2017 se realizó el traspaso en el municipio de Bello (Antioquia), a Wilson Arébalo. El 20 de abril de 2018, en la Notaría 57 de Bogotá, se registró el contrato de venta a José Aldemar Rojas por parte de Wilson Arébalo. El 8 de mayo de 2018 se tramitó mediante poder especial dado por Wilson Arébalo, dirigido a la oficina de Tránsito y Transporte de Bello (Antioquia), para que realizara el traspaso del vehículo al José Aldemar Rojas, quien falleció tras el atentado. El 11 de mayo de 2018 se realiza el traspaso en el municipio de Bello (Antioquia) y allí definitivamente en su poder.
El 27 de enero de 2019, 10 días después del atentado, se dieron a conocer detalles hasta ahora desconocidos alrededor del hecho. Según informó la revista Semana, José Aldemar Rojas Rodríguez, alias Mocho Kico, no solo alquiló la locación que fue hallada por las autoridades en el sur de Bogotá sino otra, muy cercana a la descubierta, hecho que permitió establecer que el atentado se planeó, como mínimo, hace un año y las autoridades de inteligencia no detectaron nada.
De igual manera, señaló la revista, Ricardo Andrés Carvajal Salgar, la primera persona detenida por el atentado, no fue capturada tan solo por el audio en el cual él dice que tuvo que ver con los hechos. También, porque las autoridades cuentan con testigos que sostienen que él ingreso vestido con overol al lugar en el cual se preparó el carro bomba. Además, indica Semana, las pesquisas apuntan a una segunda persona que llamó a un amigo para informarle que habían cometido el atentado. Sobre esta segunda persona no se informó el nombre para no alterar las investigaciones.
Respecto a los motociclistas que acompañan a la camioneta Nissan, la citada revista sostiene que fueron dos las motos que la escoltaron. A las 9 y 28 de la mañana José Aldemar Rojas Rodríguez, alias Mocho Kico, llegó a la Escuela de Cadetes y, contrario a lo manifestado por el Ministerio de Defensa, no ingresó a la fuerza, se desplazó con tranquilidad dentro de las locaciones.
El objetivo de los terroristas del ELN, dice el citado informe, era hacerla detonar en una ceremonia en la cual participaban más de 200 personas. Como tal ceremonia ya había terminado, José Aldemar Rojas Rodríguez manejó su vehículo desconcertado, aparentemente porque no encontró una presencia masiva de cadetes donde detonarlo.
El medio agrega que José Aldemar Rojas Rodríguez intentó descender del vehículo, de manera que no fue un acto suicida. Hasta ahora se investiga si él cometió un error al detonarlo o si sus cómplices lo hicieron estallar a la distancia y sin importar la suerte del terrorista del ELN.
De otro lado, el periódico El Tiempo informó que las investigaciones apuntan a cómo fue que el ELN logró burlar la seguridad del lugar. "Y es aquí donde entra a jugar un papel clave un capitán al que fuentes de la propia institución identificaron como Holger González. Señalan que el oficial, ascendido el 11 de diciembre en esa misma escuela, sabía qué personal estaba de guardia y si portaba o no armas para evitar ingresos forzados", señaló el medio.
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Múltiples son las preguntas que hay alrededor del hecho, especialmente porque las tesis manifiestas del Ministerio de Defensa con relación a lo que presuntamente aconteció contrastan con las imágenes divulgadas posteriormente por varios medios de comunicación.
El ministro de Defensa, Guillermo Botero, se refirió en LA FM a las imágenes que dio a conocer Noticias Uno y Red + Noticias y que distan de la versión oficial, toda vez que se ve a la camioneta, que posteriormente estalló, circulando con tranquilidad dentro de las instalaciones de la Escuela General Santander.
"En esto tiene que haber comprensión. En el desarrollo de la investigación no se muestra todo, uno no puede salir a revelar cómo va la investigación. Ahí no se escondió absolutamente nada y di los detalles, la reja estaba abierta y por allí entró esa persona. Aquí el culpable es el señor Rojas Rodríguez. También andan diciendo que tenía dos cédulas. Todos los colombianos de cierta edad tenemos dos cédulas, una primera que obtuvimos en algún momento, que fue cambiada por una de más seguridad. A ese señor le pasó exactamente lo mismo", aseguró el jefe de la cartera.
"Aquí hay una tendencia a perder el foco. Ahora se pretende culpar a un oficial de guardia. Esa no es la discusión. Tenemos una baraja de posibilidades, que tenía temporizador y el tiempo no le alcanzó, se muestra un desespero de ingresar. También, que lo detonaran con él adentro", agregó.
De acuerdo con el jefe de la cartera, la misma guerrilla del ELN ya aceptó su culpabilidad. "Atrapados, no había camino distinto a confirmar el crimen", aseguró el ministro Botero. El caso también movilizó a miles de ciudadanos en el país. La indignación persiste, las preguntas también y las pesquisas por parte del ente acusador avanzan.