Bogotanos pagan excesos de Galán: millonarios gastos en pañitos húmedos y pasabocas
En medio de la crisis económica y las dificultades que enfrentan los bogotanos, la administración del alcalde Carlos Fernando Galán ha sido blanco de críticas por su manejo de los recursos públicos. Según denuncias de la concejal Diana Diago, el presupuesto presentado para el año 2025 incluye una serie de gastos cuestionables que suman más de 1.900 millones de pesos, los cuales están destinados a conceptos como catering, pañitos absorbentes y agua embotellada.
Diago, quien se mostró visiblemente preocupada por la falta de austeridad, expresó su rechazo a lo que considera un despilfarro innecesario. “¿Dónde quedó el compromiso con la austeridad? Más de 1.900 millones para gastos como estos no tienen justificación. Alcalde Galán, no cuente con mi voto para respaldar el despilfarro. Respeto cada peso de los bogotanos”, afirmó durante su intervención en el concejo.
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Los gastos cuestionados
Entre los gastos que levantaron las alarmas se incluyen 830 millones de pesos para la compra de pañitos húmedos absorbentes, 124 millones en otros servicios de suministro de comida y 70 millones en café molido. La concejal Diago destacó la incongruencia de estas decisiones frente a las necesidades reales de los bogotanos. "La gente no quiere pañitos húmedos para la Secretaría General, lo que necesitan son soluciones a problemas de movilidad, de seguridad y bienestar", señaló, haciendo énfasis en las prioridades que deberían marcar la pauta en el manejo del presupuesto distrital.
Además, Diago señaló que otras entidades también han solicitado cantidades considerables para catering y suministros similares, como la Secretaría de Gobierno, que solicitó 53 millones de pesos para café y 7.4 millones para agua embotellada. La Secretaría de Movilidad no quedó exenta de la polémica, pues también se incluyen 29 millones de pesos para snacks y pasabocas, mientras que el Fondo Financiero de Salud destinó 322 millones a otros servicios de comida contratada.
La crítica se intensificó con las cifras que provienen de áreas como Cultura, que solicitó 142 millones de pesos en suministros de comida, y la Secretaría de la Mujer, que planea gastar 55 millones en conceptos similares. En total, estos gastos suman un impresionante 1.300 millones de pesos, dinero que, según Diago, podría ser ahorrado si se eliminan estos gastos superfluos.
Una desconexión con la ciudadanía
Para la concejal Diago, estos gastos reflejan una clara desconexión entre las prioridades de la administración y las verdaderas necesidades de los ciudadanos. "Mientras gastan dinero en café, pañitos y pasabocas, los problemas reales de Bogotá, como la movilidad, la seguridad y la salud, siguen sin respuesta. ¿Qué le estamos ofreciendo a la gente? ¿Catering o soluciones?", se cuestionó Diago.
La crítica no solo abarca la compra de suministros y servicios superfluos, sino también el hecho de que la administración de Galán haya solicitado más de 2.600 millones de pesos para renovar camionetas destinadas al uso del alcalde y su familia, una medida que también ha sido ampliamente rechazada por la oposición.
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¿Qué hay detrás de estos gastos?
Aunque la administración de Galán ha intentado justificar parte de estos gastos, la falta de claridad y transparencia en la asignación de recursos sigue generando preocupación. Para Diago, si se destinaran los 1.300 millones de pesos en ahorros a programas de salud, educación, movilidad y seguridad, se podrían generar soluciones efectivas para los problemas que afectan a miles de bogotanos.
“No es posible que en tiempos de crisis, cuando Bogotá enfrenta una creciente demanda de servicios básicos, se sigan destinando recursos a gastos innecesarios. Es momento de ser responsables y de priorizar lo que realmente le importa a la gente", concluyó la concejal, quien ha anunciado que no respaldará el proyecto de presupuesto tal y como está.
En un contexto en el que la confianza de la ciudadanía está cada vez más deteriorada, la administración de Galán enfrenta el reto de demostrar que sus decisiones no están alejadas de las necesidades reales de los bogotanos, y que el manejo de los recursos públicos será más eficiente y acorde con la situación actual de la ciudad.