De acuerdo a datos revelados por el Sistema de Matrículas (Simat) del Ministerio de Educación Nacional, se evitó que unos 16.000 niños, niñas y jóvenes se retiraran de sus estudios, lo que representa un cifra histórica para Bogotá.
Según la entidad, esto se logró gracias a la implementación de contenidos innovadores, infraestructuras sólidas, posibilidades de graduación con títulos técnicos o tecnológicos y una educación que se preocupa por la integridad del individuo.
En el complejo panorama de las sociedades del Siglo XXI, los jóvenes deben formarse en múltiples áreas que le permitan obtener un abanico de habilidades que le ayuden a responder a las demandas de un entorno en constante cambio, que busca habilidades creativas y capacidades de adaptarse al cambio fácilmente.
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Por esa razón, en una ciudad que presenta panoramas complejos en materia de educación como lo es Bogotá, esta cifra representa un salto en materia de logística, recursos, docentes e implementación de aulas que brindan garantías totales para los nuevos estudiantes de la capital.
Según cifras del Simat del Ministerio de Educación, la deserción pasó de 3,6 por ciento en 2015 a 1,6 por ciento en 2017 lo que representa la tasa más baja de los últimos años.
Las estrategias desarrolladas para lograr una educación de alto nivel en la capital han generado varios cambios perceptibles, que en parte pueden verse también como resultado a la Red Escolar de Permanencia, la cual fue creada precisamente para reducir la deserción a partir de la unión de experiencias, planteamiento de metas y estrategias en materia de educación para todos, siempre vinculando a los padres de familia.
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Lo anterior se debe también a la labor de colegios públicos como El Ensueño y el Rogelio Salmona, los cuales son megaestructuras con grandes pasillos, corredores, espacios bien iluminados y aulas diversas que parecen no tener nada que envidiarle a instituciones privadas por sus dimensiones, las cuales seguramente también han incentivado a la juventud a seguir estudiando a pesar de las dificultades.
Finalmente, hay que tener en cuenta que entre los factores que más provocan la deserción escolar se encuentran la falta de recursos económicos, los problemas familiares que generan desmotivaciones en los alumnos y el desagrado por estudiar, que se puede dar en virtud a una educación de mala calidad y que no genera incentivos de ningún tipo para los jóvenes.