Misteriosa muerte de un profe en hotel de Fusagasugá: Habría matado a su joven esposa

Un hombre fue hallado sin vida y con heridas de arma cortopunzante al interior de una habitación en reconocido hotel de Fusagasugá (Cundinamarca).  

Se trataba de Néstor Fredy Rodríguez de 42 años, oriundo de Fusagasugá, solicitó un servicio de alojamiento en un hotel el pasado domingo 11 de septiembre a las 5:00 p.m. 

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Según los trabajadores del lugar, el sujeto no había tenido ningún comportamiento extraño, solo comentaron que media hora después de su ingreso a la habitación solicitó agua, pero al llevársela no abrió la puerta ni atendió al llamado.  

Los empleados no le prestaron atención a que el hombre no recibiera la bebida, pues pensaron que se había dormido. Pero lo más angustiante empezó al mediodía del lunes 12 de septiembre cuando el servicio de aseo intentó comunicarse con el huésped pero seguía sin responder.  

En medio de la angustia, las directivas del hotel llamaron a la Policía e ingresaron a la habitación donde encontraron el cadáver totalmente rígido, por lo menos llevaba de 10 a 12 horas muerto, es decir que su deceso sucedió sobre las 7 u 8 de noche del día anterior.  

Lo que le llamó la atención a quienes vieron al fallecido, es que tenía cuatro heridas provocadas con arma blanca, las mismas causaron que se desangrara. Lo que se sabe hasta el momento, es que Rodríguez había llegado de Tolú ese domingo, dejó a su pequeño hijo de 7 años en casa de sus padres y se dirigió al hotel.  

Luego del escalofriante episodio, se procedió a ver las cámaras de seguridad del hotel, pero no hay ninguna persona sospechosa que haya entrado al lugar de los hechos a perpetrar el crimen, por esto hay hipótesis de que el sujeto se suicidó. 

Los motivos que tendría Néstor para quitarse la vida serían por un presunto feminicidio, pues simultáneamente y luego de su deceso se conoció que hallaron el cuerpo de Eva Amaya Vidal de 31 años, quien era la esposa. 

 El cadáver de la mujer fue encontrado en el baño de la casa donde vivía la familia Rodríguez Amaya. Lo más paradójico de todo es que también tenía cuatro heridas, dos de ellas en la cabeza.  

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Según los familiares de estas dos personas, ellos vivían en Tolú y se dedicaban al arte, Eva frecuentaba procesos artísticos en teatros y se dedicaba a los movimientos feministas, por lo que era reconocida como lideresa social en Sucre, mientras que Fredy era profesor de música.