¡Pecado! Los perros que prestaban vigilancia en Transmilenio estarían enfermos
Perros con enfermedades dermatológicas, auditivas y musculoesqueléticas, salud oral deficiente y mayores de ocho años, son algunas de las situaciones consignadas en un informe técnico del equipo veterinario de Vigilancia y Control y del Escuadrón Anticrueldad del Instituto de Protección y Bienestar Animal, que fue conocido por la concejal animalista del partido Alianza Verde, Andrea Padilla.
“En las visitas de inspección de bienestar animal, realizadas por los veterinarios al sistema Transmilenio, se observó también que los animales eran alimentados solo una vez al día, carecían de suplementos vitamínicos nutricionales para favorecer su salud y estaban vacunados solamente contra la rabia, cuando es indispensable utilizar vacunas polivalentes”, afirmó la cabildante.
El informe también señala que mientras se aseaba a los perros, estos eran amarrados con traíllas en árboles y barandas. Finalmente, se evidenció en los animales ansiedad y agresividad, atribuidas a la imposibilidad de expresar comportamientos naturales como juegos, ladridos, libre locomoción y socialización, entre otros.
“Este informe es muy preocupante. Celebramos que 108 perros hayan dejado de ser explotados como armas de disuasión en Transmilenio, pero aún quedan 36 para la detección de explosivos. Por eso, insistiremos en el desmonte progresivo del uso de perros en todas las actividades de seguridad y vigilancia en las entidades del Distrito”, afirmó la concejal.
“En razón de este informe se hace todavía más urgente que el Distrito, junto con la Secretaría de Gobierno, vigilen el estado físico y emocional de los perros usados en estas actividades en toda la ciudad y apliquen las sanciones respectivas. No podemos normalizar ningún tipo de maltrato animal”, agregó la cabildante.
En cuanto a la solicitud de soluciones al “desempleo de los perros”, alegado por las empresas de seguridad y vigilancia, la concejal dijo que los animales no son desempleados porque no son trabajadores en sentido estricto.
“Ellos no devengan salario ni prestaciones. Tal alegato parece un pretexto para justificar la explotación de los perros y negarse al cambio. Transitar hacia alternativas tecnológicas es una opción que deberíamos explorar con responsabilidad”, apuntó.