Una vieja, propietaria de unas canchas de tejo en la vereda San Rafael, del municipio de Facatativá, en Cundinamarca, increíblemente utilizaba amigos como ‘campaneros’ para que le avisaran si venia la policía mientras ella vendía trago, fritanga y petacos de cerveza ‘a lo loco’ a su irresponsable clientela en medio de la cuarentena.
Moradores de la región ‘mamados’ de la ‘totazón’ de las mechas, la música popular a alto volumen y las carcajadas de los amantes al turmequé, decidieron ‘tirar al agua’ a la mujer dueña del local.
Gracias a que un compinche de la mujer conocido como ‘Bocín’ se quedó dormido vigilando, patrulleros de la institución le cayeron por sorpresa a la doña cuando le pasaba una tanda de amargas con 120 mil de carne de puerco en una bandeja de aluminio.
La dueña del negocio y sus clientes se llevaron el costoso comparendo cada uno de ceca de un millón de pesos y además el chuzo fue sellado.