Siete años sin el horror del Bronx: ácido, tortura y muerte aún ponen los pelos de punta
En pleno centro de la capital de la república de Colombia se alojaba el que se sería, quizás, el lugar más temido por todos los bogotanos y quienes tenía intenciones de visitar la ciudad.
Entre las calles, de la plazoleta de los mártires se escondía un infierno en el que no existía ley ni orden por parte de las autoridades, ya que allí se escondían peligrosas bandas dedicadas al negocio de tráfico de drogas y hurto calificado.
Durante años, se escucharon las promesas de varias administraciones locales de acabar con el horror que niños, jóvenes, trabajadoras sexuales y habitante de calles vivían en aquel sector.
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Finalmente, el milagro de ponerle fin a “L” llegó el 28 de mayo de 2016 con la llamada Operación Némesis, en la que 2.250 uniformados, 320 soldados del Ejército nacional, 362 agentes del CTI de la Fiscalia General de la Nación y más de 3 mil hombres y mujeres del equipo distrital entraron a desmantelar la temida olla del Bronx.
En todo el operativo se logró salvar miles de vidas y no hubo ni un solo disparo ni personas heridas; lo que hizo que todo fuera un verdadero hito para la ciudad y ayudara a restablecer la seguridad, la atención social y la reconstrucción del barrio.
Las historias que se conocieron de las atrocidades que se realizaban en las 30 casas que estaban bajo custodia por los francotiradores conocidos como ‘zayayines’ le ponen el pelo de punta a cualquiera.
Hallazgos en el Bronx Bogotá
Las autoridades describían que el olor a muerte era insoportable, que las paredes estaban repletas de sangre y en los cuartos principales había canecas llenas de ácido donde aparentemente los malandros ajusticiaban a sus víctimas y metían sus cuerpos para desaparecerlos literalmente de este mundo. Muchos otros, según relatos oficiales, eran más sanguinarios y tenían una jauría de perros a los que le tiraban vivas personas que se oponían a cumplir las órdenes de los cabecillas de la organización.
Los hallazgos también evidenciaron prácticas de satanismo, casas dedicadas a la brujería, prostitución y burdeles conocidos como ‘chiquiticas’ donde los niños eran los más afectados. Unos lugares con un ambiente muy denso donde los conocidos como los ‘ganchos’ eran los encargados de vender la droga y reclutar a los adolescentes.
Y como si fuera poco, en las calles se escuchaban rumores de quienes vivieron de este calvario, que dentro de una de las casas principales se escondía un gran cocodrilo de aproximadamente 7 metros que era el peor castigo al que sometían a personas. No obstante, ninguna entidad oficial ha dado certeza de esto.
Lo cierto, es que ya han pasado siete años desde el fin de esta era de terror en la capital y las alcaldías se han encargado que no quede un solo rastro de lo que fue el oscuro lugar; hoy en día, a este espacio se le conoce como Bronx Distrito Creativo y se puede ir a disfrutar de un tour de grafitis y actividades culturales.