La Semana Santa es una celebración en la que las religiones católica y cristiana recuerdan los últimos momentos de Jesucristo en la Tierra (la pasión, muerte y resurrección) desde que llegó a Jerusalén el Domingo de Ramos (cuando inicia) siendo proclamado salvador, hasta que es arrestado, acusado, sentenciado, crucificado; el Viernes Santo; y finalmente resucita el Domingo de Resurrección.
Seguramente muchas personas han visto las representaciones que hacen en algunas iglesias de la muerte y crucifixión de Jesucristo, sin entender por completo por qué se le sentenció a muerte de esa forma tan cruel.
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Historiadores de National Geographic se pusieron a la tarea de explicar varios aspectos relevantes que llevaron a la crucifixión de Jesús en Jerusalén.
Con toda seguridad las autoridades romanas y los sacerdotes de Jerusalén no imaginaban el impacto que tendría el hombre al que condenaron a muerte, dado que para ellos se trataba de dar un castigo ejemplar al que consideraban un personaje subversivo y peligroso.
¿Por qué lo condenaron?
Los historiadores de National Geographic explican que se puede deducir que Jesús fue condenado por delitos relacionados con desórdenes públicos por el método de ejecución elegido.
"La crucifixión era un castigo que se aplicaba a los esclavos y a los criminales, incluyendo a los rebeldes y sediciosos, y solo las autoridades romanas -en este caso, el prefecto Poncio Pilato- tenían potestad para ejecutarla", explican, aclarando que si bien la religión tuvo que ver con la condena a muerte, no fue el motivo real de su crucifixión dado que para los falsos profetas la condena era la lapidación y esta era ejecutada por los propios judíos.
En ese sentido aclaran que Jesús llegó a Jerusalén en el marco de una de las celebraciones más importantes del calendario hebreo, la Pascua judía, que conmemora la liberación de Egipto.
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Para las autoridades de la época, cualquier alteración del orden público en un momento tan importante debía ser inmediatamente acabada de raíz.
Para los sacerdotes judíos y, en particular, para el Sumo Sacerdote Caifás, Jesús representaba un problema por dos razones: primero por sus críticas a ciertas conductas de los sacerdotes, y segundo porque podría desencadenar una revuelta.
En particular, el episodio de la expulsión de los comerciantes del templo habría sido el detonante para que el Sanedrín, el consejo de rabinos con funciones de juez, viera en Jesús un agitador de masas y consideraran pertinente denunciarlo ante las autoridades romanas, que tenían la potestad en cuestiones de orden público.
La decisión de Poncio Pilatos
Poncio Pilato era conocido como "un hombre de carácter inflexible y duro, sin ninguna consideración", según reportan los historiadores y se sabe que no le temblaba la mano a la hora de condenar a quienes pudieran suponer una amenaza para el poder romano.
De hecho, además de Jesús, tuvo que lidiar con otros personajes bastante más peligrosos que habían arengado abiertamente a las masas para que se rebelaran contra Roma.
Aunque los sacerdotes tuvieron gran parte de la responsabilidad en la muerte de Jesús, la Biblia culpa principalmente a Pilato a pesar de que fue el ejecutor de una sentencia ya decidida por muchos factores.
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