Sin importar el diluvio y las inundaciones, familia cargó ataúd hasta el cementerio
Con las aguas negras que les llegaban a las rodillas, a la cintura para los de menor estatura. Un plástico como paraguas. Una corona de rosas blancas antecediendo el cortejo. Eran cerca de 50 personas.
El sonido de las gotas del aguacero torrencial que, confundía las lágrimas de los dolientes, era la música que acompañaba la marcha. Dolor por la pérdida y por la falta de humanidad.
Ese fue el panorama que acompañó a Euclides Díaz Camargo a su última morada, el lunes anterior en el municipio de Palmar de Varela, en Atlántico.
Parece una historia mancondiana, sacada de las letras de García Márquez, y aunque suene de cajón la frase, no deja de generar conmoción que este tipo de historias se presenten en la realidad.
Con dejo de tristeza aún en su voz, Carmen Díaz, hija del difunto, dijo que debieron salir en esas condiciones a llevar a su padre al cementerio porque el párroco de la iglesia los sacó del lugar.
"Es algo muy doloroso para nosotros porque nos tocó sepultar a mi papá en medio de la lluvia. Lo llevamos a la iglesia y cuando ya acabó la misa el padre nos dijo que saliéramos porque llegaba otro sepelio y nos tuvimos que tirar al agua para poder sepultar a mi papá. Nosotros íbamos a esperar que escampara, pero el padre no insistió en que nos teníamos que ir, buscamos un plástico para arropar el cajón para que no se nos dañara", contó la mujer.
La impactante situación se registró en medio de las lluvias que cayeron el lunes 30 de agosto, que adicionalmente, dejó 780 personas afectadas por las inundaciones derivadas por desbordamiento de arroyos.
En Palmar de Varela una familia debió dar el último adiós a su ser querido con el agua a las rodillas y bajo una fuerte tormenta. pic.twitter.com/NWDdep5GFN
— RCN Radio 760 AM Barranquilla (@BarranquillaRCN) September 2, 2021
De hecho, ese mismo día, las familias afectadas debieron movilizarse en canoas con los pocos enseres que lograron salvar de sus casas completamente inundadas.
Entre tanto, la familia Díaz les tocó despedir al patriarca de la familia, quien tras más de dos años de lucha, sucumbió ante una Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, EPOC. Los despojos mortales quedaron en una de las bóvedas del cementerio municipal.
Como consecuencia de la travesía por las aguas residuales, Carmen Díaz y varios de sus familiares han presentado afectaciones en la piel.