El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que es promovido por la administración de Enrique Peñalosa ha levantado una gran controversia entre el comercio y algunas zonas residenciales en la ciudad. Los defensores de los comerciantes dicen que no dejarlos trabajar con libertad sería un atentado contra el derecho al trabajo y los residentes aseguran que el comercio podría traer inconvenientes a la tranquilidad de sus barrios.
Al respecto, el concejal Juan Felipe Grillo, ponente del proyecto en el cabildo, dijo que el proyecto del POT que radicó la Administración Distrital no protege ni blinda las diferentes zonas residenciales donde vienen apareciendo bares, talleres, carpinterías y hasta casas de lenocinio.
"Estos negocios vienen alterando la convivencia ciudadana”, aseguró el concejal al presentar su ponencia.
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Siguiendo esa idea, Grillo anunció que va a liderar una propuesta para que se impida el comercio de mediana y gran escala al interior de las zonas residenciales, especialmente en barrios como la Esperanza, Pablo VI, Iberia, Multicentro y Colina Campestre.
“Solamente deben ser de uso residencial neto o en caso tal, si la norma lo permite, tener comercio que no supere los 80 metros cuadrados para cafeterías y panaderías. Lo anterior, da plenas garantías para todos los ciudadanos”, aseguró el concejal.
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En la actualidad, en el POT se discute sobre los daños y beneficios que podría traer para la ciudad la creación de obras de construcción en la Reserva Van der Hammen, el río Bogotá o los Cerros Orientales. Ese detalle ha sido calificado por los opositores de Peñalosa como “el punto débil del proyecto”, pues intervenir esas zonas según sus detractores dañaría el medio ambiente en la capital.
Finalmente, para Grillo el espacio público es la espina dorsal de la ciudad y hay que darle un uso adecuado a la luz del POT. En ese orden de ideas, según su visión, el problema real del POT es: "le quieren dar los espacios públicos a empresas privadas".