En diciembre de 2021, después de muchos años de trabas y aplazamientos, finalmente Bogotá tuvo un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que para esta ocasión, fue aprobado por decreto de la alcaldesa Claudia López. No obstante, la decisión de la mandataria desde su decisión, ha desatado diversas polémicas por cómo fue planteado este proyecto y por algunos puntos que no fueron modificados. 

¿Qué es un Plan de Ordenamiento Territorial? 

Con la Ley 388 de 1997 fue que se creó el POT, con el objetivo de regular la ocupación del espacio rural y urbano de los territorios, así como también de tener un hoja de ruta sobre la planeación futura de las ciudades en materia de estructura durante los 12 años que tiene de vigencia el proyecto. 

Una vez se haya vencido el tiempo por el que fue aprobado, las autoridades locales deben entrar a revistar el documento y expedir nuevamente otro POT, aunque tienen la facultad de simplemente no actualizarlo. 

En palabras más sencillas, lo que permite este proyecto es que los alcaldes puedan tomar decisiones sobre la planificación de la ciudad en temas como la construcción de viviendas que van desde las VIS, hasta rascacielos, así como también las medidas que pueden establecer sobre la protección del medioambiente, limitar o ampliar el comercio, entre otros temas. 

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Para este proyecto se deben incluir estudios sobre cambios en la estructura demográfica de la ciudad y tener en cuenta los riesgos (desplazamientos de tierra, incendios, etc.).