'El coronavirus llega a Colombia en el peor momento; por la calidad del aire somos más vulnerables': experta
Durante este mes, Bogotá, Bucaramanga y Antioquia han tenido restricciones vehiculares por la calidad del aire. A esto se sumó el 6 de marzo el primer caso positivo de Covid- 19 en el país, lo que prendió las alarmas de la ciudadanía. ¿Cómo se debe transportar la gente? ¿Al dejar de usar carros y motos particulares se resuelve el problema? Con el aislamiento preventivo en las ciudades para evitar la propagación del coronavirus en el país, ¿mejorará la calidad del aire? Vanessa Daza, coordinadora de Justicia Ambiental de Dejusticia habló con RCN Radio sobre la problemática medio ambiental que vive Colombia.
¿Qué es lo que está pasando con la calidad del aire en Bogotá, Antioquia, Santander?
Todos los años se repite esta situación, no es la primera vez que pasa, no es un tema que nos coja desprevenidos. Temporada seca, es ideal para la quema de bosques tanto en la Amazonía como en la Orinoquía y son las quemas que resultan en mucha deforestación.
En la Orinoquía colombo – venezolana y en la Amazonía se está deforestando mucho bosque a partir de quemas. Los vientos alisios arrastran este humo a las ciudades como Bogotá, Medellín y Bucaramanga. Lo que hace que se dispare la contaminación del aire. Durante el resto del año la situación es mala y perjudicial para la salud, pero esto lo que hace es agravarla y profundizarla.
En Bogotá nuestras estaciones de calidad de aire tiene un promedio anual superior a la norma de calidad del aire, todavía mayor a lo que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud) como promedio anual por contaminación de material particulado.
¿Hasta cuándo es la temporada seca?
Entre abril y junio. En la medida que permanezcan los incendios nuestros niveles de contaminación seguirán siendo astronómicos, como en este momento, según la red de monitoreo de calidad de aire.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos ante esto?
Hay que mirar cuáles son las fuentes de contaminación más importantes de las ciudades. En Bogotá, por lo menos durante 10 años, el problema el transporte de carga e industria que usa el carbón como forma de combustión y los buses de transporte público. Nuestros buses de carga tienen en promedio 29 años; eso significa que son motores muy viejos, con tecnologías muy viejas y que funcionan con Diesel. Lo mismo pasa con el SITP provisional, que tienen alrededor de 17 años. Esas son las mayores fuentes de material particulado de nuestra ciudad.
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¿Y los gobiernos locales?
Los gobiernos locales se deben comprometer con energías limpias y mejores tecnologías del control de emisión, que además es un compromiso clave del gobierno nacional con la modernización de la flota de transporte de carga. Entonces, los ciudadanos podríamos presionar a los gobiernos locales y nacionales, con mayores compromisos por energías y tecnologías limpias para nuestro transporte.
¿En términos legales que se ha hecho para cambiar estos medios de transporte?
La verdad son pocos esfuerzos. El año pasado Daniel Bernal, que es un científico ciudadano y un ciclista, presentó una tutela contra el distrito por la contaminación del aire. Pero esto es un tema para nuestros jueces, también, y su tutela fue rechazada en primera y segunda instancia y no fue asistido por la Corte Constitucional.
Es un tema que jurídicamente presenta retos. Presentar una prueba no es fácil, requiere de políticas públicas a mediano y largo plazo, que es muy difícil de ordenar como medida inmediata. Definitivamente hay que recurrir a acciones judiciales, como las acciones populares, para generar esa presión.
¿Qué tan efectivas son las medidas como el pico y placa ambiental?
Es un paliativo, ayuda que en el momento de más crisis haya una forma rápida de bajar las emisiones, pero no es significativo, porque los carros y las motos no son las fuentes más significativas de material particulado en Bogotá. Apoyo a la Secretaría de Ambiente, en este momento, pero no puede ser permanente, porque los carros no son el mayor problema en material particulado, que es lo que realmente afecta la salud.
¿Qué se puede hacer en la Amazonía y la Orinoquía?
Es complejo, porque es una mezcla de varios factores: la presencia de disidencias de grupos armados ilegales en estos territorios, que se mezclan con la llegada de actividades que requieren de mucha deforestación, como la palma, el eucalipto, la ganadería, los cultivos ilícitos. Además se le añade la fuerte presencia de campesinos en situación de vulnerabilidad con quienes las medidas deben ser sensibles. Y a eso agregarle una debilidad institucional.
Controlar las quemas y la deforestación es un asunto estructural que requiere respuestas estructurales a cargo del Ministerio de Ambiente, pero que requieren acciones del Ministerio de Agricultura, del Ministerio de Defensa, de Presidencia, de Parques Nacionales Naturales, de las Corporaciones autónomas de nuestras regiones.
En 2018, desde Dejusticia, apoyamos a 25 jóvenes para que presentaran una tutela en contra del Ministerio de Ambiente y otras instituciones, justamente por no tomar acciones para frenar la deforestación en esta zona del país, que además es nuestra principal fuente de emisiones de gases efecto invernadero, que son un problema en cambio climático.
Esto resultó en la Sentencia 4360 de 2018 de la Corte Suprema de Justicia que ordena crear un plan de acción a corto, mediano y largo plazo para detener la deforestación. El avance es bastante preocupante y estamos preparando un informe para el tribunal Superior de Cundinamarca, que hace el seguimiento de esta sentencia y lo que evidenciamos es que es bastante leve y evita que se pueda frenar de forma efectiva.
Debe haber compromiso de los gobiernos, dejar de depender tanto de combustibles fósiles, dejar de apoyar modelos económicos incompatibles con el bosque. Pensamos que la forma de vivir es talar mucho para meter ganado, pero las instituciones no han entendido que se puede montar una economía que puede convivir con el bosque, vivir de los frutos. Es una apuesta importante para poder detener la deforestación.
Durante estos días, con los aislamientos preventivos por Covid - 19 en muchos países del mundo, la calidad del aire ha cambiado. Sin embargo, en el portal Air Visual, hemos estado entre el puesto 14 y 17 del mundo, siendo el primer país de América ¿qué podemos hacer?
A diferencia de Italia y China que vieron reducciones dramáticas en sus niveles de contaminación, en Bogotá eso no ha podido suceder pese a que hemos tomado medidas de aislamiento y que hay alerta amarilla por la calidad del aire, y por lo tanto pico y placa ambiental. Realmente los incendios no nos han permitido ver los réditos que en otras ciudades del mundo han generado los aislamientos.
Y es preocupante, porque hay estudios que muestran como las enfermedades cardíacas y respiratorias son condiciones de salud subyacentes que lo hacen mucho más vulnerable al contagio y desarrollo por Covid-19.
Por ejemplo, la cifra que reporta el Centro Chino para el control y prevención de enfermedades, la tasa de mortalidad por Covid - 19 para personas que tienen enfermedades cardiovasculares es del 10.5%, mientras que la población en general es del 2.3%, realmente tener una enfermedad cardiovascular hace que todo se complique. Y en este momento del año, por la contaminación del aire, las enfermedades cardiovasculares llegan a un pico.
Normalmente en esta época del año cuando hay mucha contaminación, asciende el número de consultas, urgencias y hospitalizaciones, y esto en tiempos de coronavirus es gravísimo, porque es más presión para el sistema de salud y lo que queremos evitar es el colapso del sistema de salud.
Las personas que ya tienen una condición respiratoria o cardíaca en este momento, están más vulnerables. Es un riesgo, el coronavirus llega a Colombia en el peor momento, en el que somos más vulnerables, justamente por la contaminación del aire.