Debido al significativo aumento en los precios de la vivienda en el país, cada vez más ciudadanos optan por vivir en arriendo. Según cifras del DANE, aproximadamente el 40,2% de la población reside en alquiler, lo que equivale a 7 millones de personas en todo el territorio nacional.

Sin embargo, por diversas razones, los arrendatarios suelen enfrentar dificultades para cumplir con el pago del canon de arrendamiento mensual. Esto hace que el subarriendo se presente como una alternativa práctica para aliviar la carga económica.

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No obstante, aunque esta práctica pueda parecer una solución económica favorable, implica mucho más que simplemente encontrar un compañero con quien dividir los gastos. Existen consideraciones legales y contractuales que deben tenerse en cuenta.

Lo primero a considerar es que, si existe un contrato de arrendamiento firmado y el inquilino tiene la intención de subarrendar una parte del inmueble, debe notificarlo al propietario. Es esencial que el arrendatario cumpla con todas sus obligaciones y, bajo ninguna circunstancia, oculte el subarriendo al dueño de la propiedad. De lo contrario, el propietario podría dar por terminado el contrato, lo que ocasionaría mayores inconvenientes.

¿Cómo formalizar un subarriendo?

La Ley 820 de 2003, que regula el arrendamiento de vivienda urbana, establece claramente los derechos y obligaciones tanto del arrendador como del arrendatario. Una de las restricciones más relevantes es la prohibición de subarrendar sin el consentimiento expreso del propietario, como se mencionó anteriormente.

Aunque el marco legal es claro, el subarriendo puede generar conflictos entre el arrendatario, el subarrendatario y el propietario. Desconfianza, malentendidos y disputas por el pago de servicios públicos son algunas de las situaciones que pueden surgir en este tipo de acuerdos.

En caso de que subarrendar no sea posible o el propietario se oponga, existen otras opciones para compartir vivienda y así reducir los gastos.

Una de estas opciones es el coliving, una modalidad que consiste en compartir un apartamento o una casa con otras personas, generalmente jóvenes profesionales, en espacios comunes como cocinas, salas y lavanderías.

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También es importante considerar si el alquiler es temporal, ya que existen plataformas de alquiler a corto plazo que ofrecen una amplia variedad de opciones adaptadas a necesidades específicas.