Negocio en la cana: Prisioneras de El Buen Pastor cambian comida por escaso producto
¿Sabía usted que dentro de una cárcel muchas internas prefieren intercambiar sus tres comidas por obtener tan solo una toalla higiénica? Entramos a la cárcel El Buen Pastor de Bogotá donde una toalla higiénica es uno de los trueques más frecuentes.
“Tú escoges entre comer o ponerte tu toalla, porque si no tienes, no te la voy a regalar, ¿si ves? Aquí es así”, explica una interna.
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Cada tres meses las internas reciben un kit de aseo que contiene un paquete de toallas de 30 unidades. Marzo, junio, septiembre y diciembre, son los meses que de acuerdo con el Inpec la población femenina privada de la libertad recibe las toallas higiénicas.
“No es la cantidad suficiente, además son de mala calidad; si es una cárcel de mujeres los problemas menstruales se deberían tratar con más atención”, comentó otra mujer.
Al contar solo con 10 toallas higiénicas mensualmente, es cuando se dan los trueques. Estamos en el patio del penal; hay mujeres barriendo esta zona, algunas lo están haciendo porque decidieron intercambiar esta actividad por una toalla higiénica.
“Eso es un régimen acá entre nosotras. Yo tengo y tú lo necesitas, entonces cambiemos. En dado caso, si consumen droga, marihuana, bazuco, lo que sea, literalmente se intercambia; hasta barrer se intercambia por cosas de aseo, por comida, todo, acá todo vale”, continuaron explicando diferentes internas de ese penal.
Y vale también cambiar la comida por una toalla higiénica. Algunas internas reciben de manera adicional estos productos de higiene personal por parte de familiares, otras no cuentan con este apoyo.
“Acá se cambia la comida, que es lo que no hay. A mí, mi familia me da las toallas higiénicas; yo mando a traer 40, 50, 60 paquetes, uso las que necesito para mi menstruación y las demás las cambio, generalmente lo hago por desayuno, almuerzo y comida”, precisó una de ellas.
Y agregó “la mayoría busca cambiarlas, hacer cosas para que se las den; como quien dice: pelear, buscar a capa y espada para mirar qué pueden hacer para obtenerlas”.
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En los altos muros que hay en esta cárcel se puede ver las pequeñas rendijas por donde muchas internas se asoman y exponen al sol ropa, toallas y cobijas. Estos elementos, algunas veces, son usados cuando no alcanzan las toallas higiénicas brindadas por el penal, cuando no las reciben por parte de familiares, y cuando no reciben dinero para comprarlas.
“Hay veces que uno encuentra en el baño, digamos trapitos untados de menstruación. Hay unas que usan trapitos, partecitas de colchonetas, papel higiénico enrollado, cualquier cosa que se pueda utilizar para ponerse ahí”, relató otra de las mujeres privadas de la libertad.
María Camila Correa Flórez, profesora de la facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario indicó que la falta de toallas higiénicas o productos menstruales dentro de las cárceles vulnera los derechos de las internas.
“El hecho de que no puedan manejar de manera correcta el periodo no solo pone en riesgo su situación de salud sino que también puede llegar a ser un escenario humillante. La Corte Constitucional ha reconocido en torno a las mujeres y personas menstruantes privadas de la libertad que el correcto manejo de su periodo es un pedacito, por decirlo de algún modo, de su derecho a la salud.
En el mes de julio del 2022 fue sancionada la ley que busca que a las mujeres privadas de la libertad se les entregue productos para su gestión menstrual de manera gratuita y suficiente
“Mi comida por tu toalla higiénica”, algunos de los trueques entre internas de la cárcel El Buen Pastor de Bogotá