Alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán.
Este panorama plantea un reto humanitario y logístico para la administración de Bogotá.
En una reciente entrevista radial con La FM, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, abordó un tema que comienza a generar gran preocupación en la capital colombiana, por el panorama político: la llegada de cerca de 400 perseguidos políticos provenientes de Venezuela.
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Según información compartida por organizaciones sociales y de migrantes, estas personas han llegado a Bogotá en los últimos meses buscando refugio y protección ante las represalias del régimen actual en su país.
El mandatario explicó que Bogotá, que ya ha recibido a más de un millón de migrantes venezolanos en los últimos años, enfrenta un desafío adicional al intentar integrar a esta nueva población. “Bogotá siempre ha sido una ciudad que abre sus puertas, pero esto implica retos complejos que requieren la concurrencia de la nación y de actores internacionales”, señaló.
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Una problemática nacional
Galán hizo énfasis en que este fenómeno debe estar en la agenda nacional e internacional, subrayando que no se trata simplemente de migrantes económicos, sino de personas que viven en constante riesgo debido a su oposición al régimen de Nicolás Maduro.
En muchos casos, estos individuos han sufrido encarcelamientos, persecución directa o amenazas contra sus familiares.
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El rol de Colombia en el panorama internacional
Según Galán, es necesario garantizar que se respete la voluntad popular expresada en las elecciones venezolanas de julio, un tema que ha sido respaldado por diversos actores internacionales.
Aunque reconoció que el estatus legal de estos perseguidos políticos aún no es del todo claro, mencionó que algunas de estas personas están en contacto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Asimismo, señaló que es crucial trabajar de la mano con organismos internacionales para encontrar soluciones sostenibles a esta crisis.
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Llamado a la acción de Galán
El alcalde Galán aprovechó la entrevista para solicitar apoyo de otros líderes y actores sociales, para levantar la voz y denunciar la persecución de quienes no respaldan al régimen de Maduro, ya que esto no es solo un asunto migratorio; es un tema de derechos humanos y de democracia.
La llegada de estos 400 perseguidos políticos pone en evidencia las repercusiones de la crisis venezolana en países vecinos y plantea un reto humanitario y logístico para Bogotá, una ciudad que continúa enfrentando las complejidades de la migración masiva.
Este tema, que ahora forma parte de la agenda de la capital, resalta la necesidad de un enfoque integral que combine la solidaridad local con el respaldo nacional e internacional para garantizar la protección de quienes huyen en busca de un futuro más seguro.
