El alcalde de la ciudad, Carlos Fernando Galán, ha revelado que el Gobierno Nacional, encabezado por el presidente Gustavo Petro, aún no ha transferido los $825.000 millones necesarios para garantizar la operatividad de Transmilenio. Este retraso en la entrega de los recursos podría generar un incremento en las tarifas del servicio, actualmente fijadas en $2.950, lo cual impactaría fuertemente a la ciudadanía que depende de este medio para sus desplazamientos diarios.

Según Galán, la falta de recursos ha sido un problema recurrente que pone en jaque la estabilidad del servicio de Transmilenio. La administración local ha señalado que, sin la inversión de estos 825.000 millones de pesos por parte del Gobierno, el sistema se verá forzado a aumentar las tarifas para los usuarios, buscando así equilibrar los costos operativos y mantener la frecuencia de los servicios.

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Galán también manifestó que este posible incremento en la tarifa de Transmilenio es una preocupación latente para todos los ciudadanos. Sin los fondos necesarios, no habrá otra opción más que aumentar el precio de los pasajes, lo cual sería un duro golpe para la economía de las familias, especialmente aquellas de bajos ingresos que dependen del transporte público para su movilidad en la ciudad.

Colados serían cruciales para subirle el pasaje al Transmilenio

Otra de las preocupaciones expresadas por Galán es la alta tasa de evasión en el pago del servicio de Transmilenio. Los 'colados' representan una pérdida considerable de ingresos para el sistema, incrementando la crisis financiera. A pesar de los esfuerzos de la administración, que ha implementado diversas estrategias para combatir este problema, desde campañas de concientización hasta medidas de control más estrictas en las estaciones, la evasión persiste y sigue agravando la situación.

La cultura del no pago de algunos usuarios agrava la situación, generando una presión adicional sobre el sistema y sus recursos limitados. Sin una solución efectiva a este problema, cualquier esfuerzo por estabilizar las finanzas de Transmilenio se ve obstaculizado.

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Las consecuencias de un aumento en las tarifas pueden llevar a una reducción en la demanda del servicio, lo que a su vez podría provocar un incremento en el uso de vehículos particulares y, por ende, en la congestión y contaminación de la ciudad. Además, el acceso limitado al transporte público puede restringir las oportunidades laborales y educativas, perpetuando la desigualdad social y económica.