Uno de los temas que mantiene a la expectativa a las personas que viven en conjuntos residenciales o edificios es el de los paseadores de mascotas. Para muchos, esto puede representar inseguridad, ya que algunos entregan sus llaves para que estas personas puedan sacar a sus mascotas, lo que puede suponer un peligro.

Esta situación, antes considerada irrelevante, ha cobrado relevancia debido a las preocupaciones de los residentes por la seguridad y salubridad de sus hogares. Algunos propietarios, buscando eludir su responsabilidad de bajar y subir a sus mascotas, argumentan que los paseadores son amigos, poniendo en riesgo a los demás habitantes, considerando que estos también pueden acceder a otras propiedades.

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Según destacó una reconocida jurista en El Tiempo, la clave radica en establecer normas claras y precisas en el manual de convivencia de cada copropiedad, de acuerdo con lo dispuesto en el reglamento de propiedad horizontal y la Ley 675 de 2001, así como el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana.

Estas normas deben quedar claras en la junta de copropietarios, con el objetivo de que las reglas se entiendan y así evitar inconvenientes.

¿Qué normas se deben establecer para los paseadores de mascotas?

Entre los aspectos que se deben considerar están el registro y verificación de paseadores de perros, donde se incluya información como nombre, cédula de identidad, datos de contacto, certificados de capacitación en manejo animal y verificación de antecedentes penales.

Asimismo, se debe tener en cuenta los requisitos de ingreso, en los cuales el paseador solo podrá ingresar a la copropiedad si está registrado y cumple con los requisitos establecidos, como presentar su identificación, llevar al perro con correa y bozal (en caso de ser necesario), recoger las heces del animal y mantener un comportamiento respetuoso.

Es importante recordar que el propietario de la mascota sigue siendo responsable de su bienestar y comportamiento, incluso cuando está bajo el cuidado de un paseador. El propietario debe contratar a un paseador de confianza y asegurarse de que este conozca las normas de la copropiedad y las necesidades específicas de la mascota.

Finalmente, se debe llevar una supervisión y vigilancia adecuadas, ya que la copropiedad debe establecer mecanismos para garantizar el cumplimiento de las normas por parte de los paseadores. Esto puede incluir la instalación de cámaras de seguridad en las zonas comunes, la designación de un vigilante o la contratación de una empresa de seguridad.

La regulación del ingreso de paseadores de perros a las copropiedades requiere un enfoque integral que involucre a todos los actores involucrados. Mediante la creación de normas claras, la implementación de medidas de control y la promoción de una convivencia pacífica, se puede garantizar la seguridad, salubridad y armonía en el interior de estos espacios residenciales.

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Es fundamental recordar que la responsabilidad por el bienestar y comportamiento de las mascotas recae siempre en sus propietarios, quienes deben actuar de manera responsable y diligente al momento de contratar los servicios de un paseador.