Nivel de embalses: una emergencia anunciada e ignorada; bogotanos a vivir con poca agua
El inicio de 2025 ha traído consigo una situación preocupante para Bogotá en términos de abastecimiento de agua. Según los últimos informes, los niveles de los embalses del Sistema Chingaza, que proveen cerca del 50 % del agua consumida por la capital colombiana, se encuentran en un crítico 46,14 % a fecha del 10 de enero.
Esta cifra representa una leve disminución respecto a días anteriores, lo que pone en evidencia la inestabilidad del sistema hídrico bogotano, especialmente tras el reciente racionamiento que se reactivó el 7 de enero.
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Durante el año pasado, Bogotá vivió una crisis hídrica sin precedentes, con niveles de embalses que cayeron a un alarmante 15 % en su punto más bajo.
A pesar de las expectativas optimistas para cerrar 2024 con un nivel mínimo del 70 %, las lluvias no fueron suficientes para alcanzar esta meta.
En este contexto, el alcalde Carlos Fernando Galán ha implementado un esquema de racionamiento que divide la ciudad en zonas, donde cada localidad tiene turnos específicos sin agua, buscando mitigar el impacto del consumo excesivo que ha superado las recomendaciones de ahorro.
💧El consumo de agua en Bogotá durante el 11 de enero fue de 16,32 m³/s. El nivel de los embalses del Sistema Chingaza se encuentra en 45,94 %. #CierraLaLlaveYa pic.twitter.com/WZYkOZmhtL
— Alcaldía de Bogotá (@Bogota) January 12, 2025
Las proyecciones para los primeros meses del año son igualmente desalentadoras. Se anticipa que enero y febrero serán meses secos, lo que podría llevar a una nueva caída en los niveles de los embalses.
Esto es especialmente crítico dado que la falta de lluvias puede agravar aún más la situación y acercar a la ciudad al temido "día cero", cuando las reservas podrían ser insuficientes para abastecer a la población.
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¿Qué impacto tienen las lluvias en el nivel de los embalses del Sistema Chingaza?
Durante el año 2024, el fenómeno de El Niño afectó negativamente las precipitaciones, resultando en niveles de agua por debajo de lo esperado.
A pesar de las lluvias que se registraron en ciertos periodos, como en septiembre y noviembre, donde se observó una leve recuperación, los niveles de los embalses todavía se mantenían críticos a finales del año.
En particular, el embalse de Chuza ha mostrado un comportamiento fluctuante, alcanzando un máximo del 44,9 % en medio de las lluvias, pero luego descendiendo nuevamente a niveles alarmantes.
A medida que avanza 2025, las proyecciones indican que podría ser uno de los años más secos para la región, lo que plantea un desafío adicional para la gestión del agua en Bogotá. Aunque ha habido mejoras temporales gracias a las lluvias recientes, aún se está lejos de alcanzar las metas de almacenamiento necesarias para garantizar un suministro adecuado. Por lo tanto, es fundamental mantener un monitoreo constante y adoptar medidas proactivas para enfrentar esta crisis hídrica.