La crisis del agua en la capital del país ha llevado al alcalde, Carlos Fernando Galán, a implementar medidas de racionamiento para evitar un consumo excesivo que continúe afectando los embalses de Chingaza. Aunque estas medidas son menos restrictivas para los ciudadanos, la crisis hídrica persiste a largo plazo.

Si bien estas acciones han logrado una estabilización a corto plazo mientras los embalses se siguen llenando, el objetivo es que para el mes de octubre alcancen niveles superiores, siempre y cuando continúen las lluvias. No obstante, los expertos advierten que la solución es temporal.

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Por esta razón, la gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), Natasha Avendaño, ha sido clara: "Para 2033, la capital ya no contará con las capacidades necesarias para suplir la demanda de agua".

Soluciones para evitar el desabastecimiento de agua en Bogotá

Ante este desafortunado panorama, la EAAB ya está trabajando en analizar nuevas soluciones para garantizar el abastecimiento de agua en los próximos años. Entre las opciones que se consideran están:

Comprar Tominé

Esta represa, actualmente en manos de Emgesa, podría convertirse en una fuente adicional de agua para Bogotá. Sin embargo, la operación implicaría negociaciones complejas y la inversión de recursos significativos.

Construir un nuevo embalse

Esta alternativa, aunque más costosa y con un mayor impacto ambiental, podría asegurar un suministro de agua a largo plazo. Se estima que la construcción de un nuevo embalse tomaría alrededor de dos años.

Además de estas dos opciones principales, se están considerando otras alternativas, como:

Utilizar la planta Tibitoc

Esta planta de tratamiento de aguas residuales podría ser modernizada para producir agua potable.

Abastecerse más del sistema Norte

Este sistema, donde se ubica Tominé, podría ampliarse para aumentar su capacidad de suministro.

Acudir al agua subterránea

Esta opción, aunque viable en algunas zonas, debe evaluarse cuidadosamente para evitar impactos ambientales y sociales.

Las autoridades aún no han tomado una decisión definitiva sobre la solución a largo plazo para el abastecimiento de agua en Bogotá. Se espera que en los próximos cuatro años se defina el camino a seguir, teniendo en cuenta los costos, los beneficios ambientales y el impacto social de cada alternativa.

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Más allá de las medidas que se tomen a nivel institucional, la responsabilidad de cuidar el agua recae también en los ciudadanos. El uso racional y eficiente del agua, evitando el desperdicio y adoptando prácticas sostenibles, es fundamental para asegurar la disponibilidad de este recurso vital para las futuras generaciones.